viernes, 25 de diciembre de 2009

Seis labios (hai-ku)


Fiesta de manos

en la tercia de cuerpos

bailan los labios


jueves, 17 de diciembre de 2009

Eso es pasión


Creo que esa noche ella no tenía muchas ideas para la sesión, y decidió dejar que yo fluyera, así que empezó contándome su anécdota:

- Sabes qué, el otro día fui a la boda de mi excuñada. Me invitaron, ¿tú crees? El hecho es que pudimos platicar a gusto, resolver las cosas. Sentí mi círculo completo con él, pero sentí una mezcla de arrogancia y pedida de ayuda...como presumiendo el sufrimiento.

- Ah, detesto esa estrategia – dije. La conozco bien.

- ¿Sí? ah, me cuesta trabajo sobrellevarla. Pero mi formación me da herramientas para aceptarlo todo – rió con su risa coqueta, poco profesional, pero tan dulce. Es curioso – prosiguió – cómo las “teorías” cambian tu interacción cotidiana.

- Ah, ya sé, eso pasa y es preciso que suceda. Creo que es sano que la ciencia impregne a la vida en la medida en la que el cerebro lo soporte. Por lo menos el de unos cuantos locos como tú y yo. Creo que la coherencia es irresistible. Queremos ser coherentes entre lo que sabemos y nos convence, y lo que hacemos... para actuar con “sustento”, con realidad, con... libertad. No puedes decidir nada sin saber nada, al menos no más que un paramecio. ¿Y estás contenta con la cientificidad de tu cotidianeidad?

- Sí, la verdad sí. Dicen que los psicólogos somos los que más necesitamos terapia – esta vez reí yo pero ella continuó -. Ahora entiendo... si uno va a preguntar algo para “ayudar”, debería preguntárselo antes uno mismo... Incluso, he practicado algunas cosas para experimentar... He tentado un poco al delirio, me he embarcado más de una vez en la odisea hacia otras vidas, para poder hablarles, para escuchar lo que las palabras tienen que decir... y aún falta tanto que... a veces tardo mucho en dormir, saboreando las preguntas en mi cabeza, pensando, sin descanso, en el pensamiento.

Conmovido por fin por esa emoción sublime, propia del científico empedernido, respondí:

- Eso es pasión, chérie, tú entiendes.

Y entonces, empecé a hablarle sobre el placer de mis obsesiones.


Fragmento de Conversaciones con mi psicóloga y amiga
de Víctor K.