martes, 19 de enero de 2010

Neuronas


Me ha fascinado a tal grado el estudio del cerebro, que tiendo a construir la metáfora raíz de que somos neuronas. Creo que las neuronas buscan fundamentalmente a otra neurona. ¿Cómo podría entenderse un axón sin las dendritas de un núcleo ajeno?

Esto no es poesía "convencional". Pero uno no tiene que ser un genio para saber que lo convencional no está precisamente en el centro de tu corazón.

Pues bien, me preguntas del arte y yo tengo una curiosidad: de algunas formas de sinestesia nacen poderosas fuentes de arte. Algunas neuronas de un aparato sensorial se mezclan con las de otro... no deberían, pero lo hacen. Hermosa transgresión que crea nuevos caminos. El cerebro y sus neuronas buscan toda su vida la manera de completarse, ya sea con neuronas vecinas o imposibles, o con símbolos, misterios y fantasías. Y acaban generando en nosotros lo que tanto buscamos, eso de lo que yo siempre tengo apetito y la razón por la que puedo y quiero devorarte como tú y yo sabemos hacerlo: lo que esas células hallan entre sí es significado. Por eso digo que somos neuronas. Me significas cada día más... y me has hecho a mí significar. Me arriesgaré a decir que eso es, en gran parte, amar.


de Víctor Kraskatollin

lunes, 4 de enero de 2010

Elogio de una anti-estructura




En medio del barullo insoportable de aquella vecindad de locos, aquél que había despertado, tan repente, del letargo de sobresaltos ininterrumpidos gritó tan fuerte, que por primera vez en mucho tiempo hubo algo, en ese pequeño mundo, que ya se extrañaba: contraste.

Pocos momentos después, alguien apagó la televisión y hubo angustia...
alguien apagó el radio y hubo silencio...
alguien apagó los gritos y hubo miradas... ya sólo se oían los latidos y las respiraciones.
La tremenda desnudez que repentinamente se apoderó de todos, y que duró apenas unos segundos, pareció una eternidad que cambió para siempre sus procesos.

Y antes de que el apartamento volviera al gris maquinal de los días que pasan flotando, este loco del que les hablo escribió unos versos, besó a una mujer imaginaria (o recordada), y por primera vez empezó a dar cuenta consciente de las palabras que pronunciaba... y nunca volvió a ser el mismo.

Sin duda ahora
hablaba menos,
escribía más,
le entendían menos,
y decía más.


de Víktor K.
(el cuadro es Ruptura de la entrañable Remedios Varo)