jueves, 19 de abril de 2012

Te conozco


Una última cosa;proviene seguramente de mi obsesión por comunicarme,
pero quiero intentar creer que, de algún modo imposible, te conozco. 


Quiero intentar ver que hay una luz que tu alegría simple despide y que sólo vi una noche. 


Pero que desde entonces me ofrece miles de palabras,miles de aromas,miles de rumores en la sombra que siempre me inspira.Y no existe la generación espontánea


.Algo tienes...
Y ese algo es el viento que me mueve a dar un paso loco hacia ti,a sabiendas de soy sólo un "signo vacío", un par de zapatos chirriantes para ti.
a sabiendas de que no sé nada de tu historia, ni de tu destino,a sabiendas de que mi palabra y mi "presentación externa" te impiden conocerme.
A sabiendas de que los miedos primitivos te prohíben degustarme
.A sabiendas de todo.
Así que no he sido ingenuo,pero tampoco me mueve una razón, ni una proclama,ni un manifiesto. 
Sólo me haces moverme como el viento:sólo hay efecto,sólo espirales en la frescura del aire.Y no puede ser de otro modo


.Y eso me hace feliz.


Tengo que retribuirle a tu existencia el hecho de que me has hecho suspirar más de una vezy el hecho de que eso sea tan deliciosamente inexplicable. ¿No te conozco?


Si pasa mucho tiempo antes de que vuelva a verte,sólo concédeme la gracia de ver en mí algo que ya ha renunciado a toda posible apariencia.Reconozco y declaro ante el mundoque mis palabras son medios groseros para intentar dibujar toscamente lo que tendrían que decirte mis ojos aunque sólo te saludara un segundo, en la próxima fiestay tuviera que dejarte ir lejos, para siempre.


¿Qué podría decir para convencerte de la realidad de mis entrañas?
Tendría que decirte cualquier cosa.
Tendría que decirte:

"Vuelve, Beatriz, vuelve tus ojos santos hacia tu amigo que ha dado tantos pasos para verte". 

Camino a ti, a tu espejismo. Voy sediento.

Tantos alientos no se arrojan simplemente a la inclemencia del desierto.

Sólo quiero llenar mis palmas con tu talle y tomar el vino que encierras en los labios.Y si no hay oasis, caeré inevitablemente muerto. La mortalidad me da licencia para sostener mi intuición:

quizá el deseo pueda ser conocimiento.

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