lunes, 27 de abril de 2009

Color




Querido diario,

He decidido marcharme para siempre; estoy harta de no tener color. Supongo que aquí nadie me quiere porque a la gente le gustan los colores. A lo mejor por eso Hex, sí me hace cariños y sí es mi amiga, porque ella es una gatita negra, y leí en uno de los libros de papá que el negro es la ausencia de color. Creo que, aunque papá sí tiene color, me quiere porque se la pasa todo el día leyendo libros, y los libros son blanco y negro. Bueno, en realidad a mí me gustan más los que ya son amarillos, y lo que más me gusta es ver cómo se van poniendo amarillos. Como tú. Todavía me acuerdo cuando estabas blanco, blanco.

En fin, te decía que a pesar de algunas cosas de este lugar que sí amo, me tengo que ir para siempre de aquí.

Hoy entré al cuarto prohibido de papá. Ya me había cansado de aburrirme tanto, y ya leí todos los demás libros de la casa. Hasta leí las etiquetas de todos los frascos de la cocina como quinientas veces. Pobre de la señorita Violette, le pegué un susto enorme el otro día cuando moví un montón de frascos sin querer. También Violette se enoja mucho cuando prendo la tele para ver las caricaturas, y siempre grita.

Cuando intenté ir a jugar con los niños de la cuadra, nadie me hizo caso y nadie jugó conmigo. Nunca había podido salir, y yo creo que por eso no me quieren, porque no me conocen como se conocen entre ellos.

Mi papá está siempre muy ocupado leyendo. El otro día, entré sin que me viera a su cuarto prohibido y estaba leyendo un librote lleno de cuadros con números y de un montón de figuras y palabras nuevas. Me encantó. Por fin había encontrado un remedio contra el aburrimiento, y mi papá me vio.

¡Se enojó tanto! Yo sólo quería leer algo nuevo, pero ese cuarto está prohibido. Papá se desespera porque por más que le pone candado, siempre me cuelo por curiosidad. Hay veces que no puedo, pero otras sí. Es que a veces papi se descuida, yo creo que porque ya está muy, muy viejito.

Te decía que hoy entré al cuarto prohibido y mi papá no estaba. Había salido a llenar sus frascos al centro, con maese Uther. Él también me cae bien porque sí me hace caso.

Mientras papá no estaba me colé al cuarto prohibido y ¡me di un festín!, aunque Hex no pudo entrar. Había muchísimos libros amarillos como los que me gustan y estaban llenos de figuras, de estrellitas, de cuadros con números... y también otros libros con dibujos feos, pero no te voy a contar de eso, diario.

Pero lo más bonito fue cuando encontré la fotografía. Era una foto antiquísima de una mujer muy pero muy bonita y tampoco tenía color. Nos parecíamos tanto: los mismos ojos, la misma boca, las mismas orejas, pero sobretodo tampoco tenía color. Y después fue cuando lo vi, diario. Debajo de esa foto había otra donde esa mujer me estaba cargando. Yo estaba sentada en sus piernas, y nos sonreíamos mucho. Seguí viendo muchas fotografías de esas personas sin color, como yo. ¿Por qué no me acuerdo de todo eso diario? ¿Por qué no me acuerdo de que hubo un tiempo, un mundo donde toda la gente sin color se amaba y estaba feliz, y había días de campo, y caballitos, y muchas sonrisas? Me di cuenta de que ése es el lugar a donde pertenezco. ¿Será eso lo que papá se la ha pasado intentando en su cuarto prohibido?

No voy a hacer maletas, porque ahora recuerdo que nunca me he ensuciado, y tampoco puedo llevarte conmigo, ni puedo llevarme a Hex. Es que ustedes no saben volar, ni pueden colarse por las cerraduras, y voy a tener que buscar en todos lados para encontrar la manera de volver con mis amigos sin color.

Te quiero mucho, y también a Hex y a papá pero tengo que irme para siempre a donde pertenezco.



P.S.: Le dejé una nota a la señorita Violette diciéndole que la quiero, pero ella como siempre pegó un grito y salió corriendo. Ojalá puedas decirle que la voy a extrañar aunque nunca platicamos.

P.S.2: Dile a papá que presiento que nos veremos pronto.

Fragmento de Un libro que nunca fue
de Víctor Kraskatollin

1 comentario: